Aunque cada vez es un deporte más conocido, hace unos años no se oía hablar de la apnea deportiva. Este tipo de buceo a pulmón libre que puede practicarse en la profundidad del mar o en una piscina, ha ido ganando terreno en España por su funcionalidad: poner al límite el organismo de quien lo practica. A pesar de que el tiempo de inversión es variable, este deporte aporta a los más atrevidos un plus de adrenalina que consiguen al adaptar su cuerpo a un ritmo cardíaco de entre el 10-15%, ralentizando las funciones corporales y haciendo que se consuma el menor oxígeno posible.

Riesgos

Como deporte acuático la apnea tiene sus peligros. Uno de los principales riesgos se presenta durante el ascenso  desde profundidades alrededor de los 20 metros o más, lo que produce una expansión de los pulmones a su volumen natural, con la consecuente disminución de la presión parcial del oxígeno produciendo hipoxia que en algunos casos puede llevar al Black Out (BO) o pérdida del control motor (samba).

 

El primero, BO, es la pérdida total de la consciencia y el segundo la pérdida parcial de la misma, las cuales si no se está supervisado por un compañero, pueden derivar en accidentes mayores como la muerte. Estos accidentes suelen suceder en los últimos diez metros, ya que a partir de esa profundidad es donde se produce un mayor descenso de la presión parcial del oxígeno. Ambas situaciones pueden presentarse también en otras disciplinas como: la apnea estática (STA) o la apnea dinámica (DYN/DNF).

 

La principal recomendación para iniciarse en este deporte es hacer uno o varios cursos de formación con profesionales que enseñen una metodología y unos conocimientos que permitan mantener la máxima seguridad. Las medidas de seguridad son extremas al tratarse de un deporte de riesgo, pero no se registran al año más accidentes fatales que en otras disciplinas deportivas. La especialidad más extrema es la llamada apnea sin límite -no homologada y en la que no hay competición oficial-, en la que se baja con un peso constante y se asciende con un globo inflable.

Síncope

El síncope no suele avisar al apneísta antes de atacar, ocurre rápida e instantáneamente. Pero algunos buceadores pueden sentir algunos de los siguientes síntomas: euforia, sensación de calor o hiperventilación

 

Hay que tener en cuenta que, incluso sintiendo alguno de los anteriores síntomas, puede ser demasiado tarde. El síncope en un accidente serio, puede llegar a ser mortal, pero justo es decir que es difícil que ocurra si se toman algunas precauciones. Estas son las siete “reglas de oro” para evitar el síncope:

 

.Evitar la hiperventilación, aprende la respiración consciente. Mantén un perfil conservador en tu inmersión, se prudente.

 

.No hacer más de 3-4 respiraciones conscientes y profundas, relájate antes de hacerlo.

 Descansar entre inmersiones profundas. Permite a tu cuerpo recuperarse de 3-5 minutos antes de una nueva inmersión.

 

.No te obligues a bajar más y/o permanecer más tiempo de lo que tu nivel y experiencia te lo permita o de la propia de tu compañero de inmersión.

 

.Mantener siempre la flotabilidad positiva desde los últimos 10 metros hasta la superficie, seguridad pasiva.

 El entrenamiento en piscina es propicio a degenerar en un síncope cuando se entrena la apnea estática y este ocurre principalmente debido a la hiperventilación. Nunca se debe bajar la guardia. Hace unos años, en el foso de bomberos de Zaragoza se produjo un accidente mortal de un apneista que entrenaba series de apnea sin el control de un compañero.

Accidentes

Desde el Grupo de Investigación de Anatomía Clínica, Embriología y Neurociencia (NEOMA) de la Universidad de Girona y en colaboración con el Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil (Estartit, Girona) se ha creado el Observatorio de Mortalidad de Accidentes de Buceo (OMAB). Este equipo está coordinado por D. Fernando Aguirre (GEAS) y J.M. Casadesus y F. Reina.Según datos del OMAB en el año 2015 se produjeron 5 accidentes mortales relacionados con la apnea.

 

En cuanto a los motivos que pueden provocar esta situación cabe citar a la falta de una formación adecuada, a que en un momento dado se pueda tener un exceso de confianza o que no se tiene en cuenta las variaciones en sus límites personales que tiene cada apneista y que pueden variar, incluso de un día a otro, dependiendo del cansancio, del frío, del stress, o de convalecencia de enfermedades, por ejemplo. No obstante el problema principal es cuando se hace apnea en solitario o si se va en grupo y cada uno está a lo suyo y no queda nadie en superficie controlando al compañero mientras permanece en inmersión.