Practicar apnea supone para una persona poner a prueba los límites de su organismo. Se trata de un deporte extremo, un tipo de buceo a pulmón libre que se basa en la suspensión voluntaria de la respiración dentro del agua mientras se recorren largas distancias o se desciende hasta grandes profundidades.

Condición física

Como bien sabemos, el buceo en apnea requiere y exige de una buena condición física aeróbica y anaeróbica, ya que en este estado podremos disfrutar plenamente cada inmersión sin sentir incomodidad o falta de aire a los pocos segundos de habernos sumergido.

 

Es por esto que una de las mejores maneras de llevarnos un grato recuerdo de las profundidades, es entrenando periódicamente nuestra capacidad aeróbica y anaeróbica.

 Ahora bien, no es fácil dictar un entrenamiento apnea, ya que si se es muy exigente pondremos en riesgo al buzo, por Black Out (pérdida del conocimiento, desmayo); y si es muy ligero, tomará demasiado tiempo en mejorar y eso asume una desmotivación de la persona y abandono del entrenamiento.

Estiramiento

Sentado en el suelo, estire las piernas en frente suyo. Luego doble una pierna en frente suyo, manteniendo la planta del pie contra el suelo. Rote la parte superior del cuerpo, estirando el área de la caja torácica, e inhale. Puede colocar su codo detrás de la pierna doblada. Haga 20 repeticiones, y luego cambie a la otra pierna y repita. Al principio se sentirá un poco adolorido con estos ejercicios, pero si los realiza con constancia, las molestias desaparecerán, dando a su pecho la flexibilidad de expandirse, aumentando así tu capacidad pulmonar potencial.

Entrenamiento en tierra

Muchos buzos ignoran la importancia de llevar un entrenamiento en tierra, ya que la creencia popular es que mientras más pasemos en el medio acuático mejor capacidades desarrollaremos.

 

Esa creencia no está lejana a la realidad pero, si queremos potenciar nuestras capacidades, y aumentar nuestra resistencia física para poder así exigir a los músculos, debemos invertir tiempo en tierra.

 

Como bien sabemos, al practicar apnea, nuestro organismo que, desde el momento de dejar de respirar, empieza a funcionar en un estado anaeróbico, genera ácido láctico, el cual a medida que más tiempo estemos en el agua practicando apnea, mayores concentraciones va a alcanzar y sufriremos los primeros síntomas de su exceso con calambres, debido a que éste se va a ir adhiriendo a los tejidos, quitándo flexibilidad y ofreciendo resistencia a los movimientos.

Entrenamiento en mar

La mejor forma de entrenar en mar es olvidarse un poco de los tiempos y canalizar nuestra apnea en alguna actividad submarina, ya sea fotografía, contemplación, pesca submarina o recolección de invertebrados. Dando énfasis a la cantidad de metros que descendemos como principal factor de la fase mar. Como en este medio son diferentes los factores que nos afectan, es en esta fase, la que deberemos tener mayor precaución.

 

La concentración juega un papel fundamental para realizar una buena apnea, y descender y ascender tranquilamente. Otro factor que nos va a mantener tranquilos, es nuestro compañero, el cual idealmente debe descender la misma cantidad de metros que nosotros para socorrernos.